el 8 de marzo, me vestí de morado y verde y estaba regia y divina, y no fui a marchar.
me fui divina porque creo que nosotras, como dice mariamamaría, vivimos con miedo y hacemos todo a pesar de él. porque como mujeres hemos dado una lucha para literalmente cambiar el mundo, para desafiar todo lo que hay pero siempre divinas. siempre en mágico, etéreo, viéndonos divinas y sabiendo que toda la pelea vale la pena porque nosotras valemos la pena. que nos da miedo vivir, porque nos matan hasta por eso, pero igual lo hacemos, lo hacemos todo porque no vamos a dejar que nos limiten por ser mujeres. que nos han quitado tanto que nos quitaron el miedo. que todo lo que hemos logrado ha sido desde el amor, el respeto, la fuerza, la intuición, desde la resiliencia y el renacimiento. desde el deshacer lo malo para hacer espacio para lo bueno. y siempre regias, divinas, bichotas, mamasitas.
y no fui a marchar, porque aunque le veo mucho valor a la marcha, a la hermandad y la colectividad que se crea, el verdadero sentimiento de no estar sola, yo entiendo el feminismo de otra forma. lo entiendo desde ir a clases que me enseñan y me abren la cabeza a nuevos matices de los estudios de género y a nuevas conversaciones. porque creo en el poder de las conversaciones donde todos podemos crecer y aprender. creo en el cuestionarme. creo en cuestionar a mis personas cercanas. creo en empoderar a mis amigas y a mis campers. en educarnos y construir. creo en el poder de la conversación y de respetar opiniones que logren abrir espacios donde se respeten las mías. no diciendo que en las marchas no se logra esto, no. pero diciendo que estas luchas se pueden dar de muchas maneras, como el feminismo se puede entender de muchas maneras, que hay peleas que uno puede dar y hay peleas que uno no tiene que dar, y está bien.
que el feminismo se entiende de muchas maneras, pero lo importante es entender que se sigue teniendo que pelear, que la lucha no se ha acabado.
marzo 12, 2023
11:42 am
bogotá
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