quiero comenzar diciendo que no me parece que Rosero sea especialmente bueno escribiendo (ninguna frase remarcable, ni nada así, ni sus descripciones son tan buenas pintando imágenes) -a mi parecer- conceptualmente sí me parece un maestro.
sobretodo el comienzo, pero en algunas partes me pareció muy parecido al ruido de las cosas al caer. unas víctimas a las que les quita la vida una pelea donde ellos no tienen nada que ver. son solo peones de historias ajenas, pero ellos son los que sufren las consecuencias. la realidad colombiana, millones de muertos y de víctimas y centenas de asesinos por causas que no entienden ni apoyan. donde ninguno tiene velas en esos entierros, pero siguen siendo víctimas de una pelea a la que nunca entraron con consentimiento.
logra muy bien:
explicar ese miedo y la cotidianidad en la que se encuentra. como a esos niños que les raparon la infancia entonces miran los destellos de la granada como si fuegos artificiales.
la idea de como hay tantos niños reclutados, que no los toman en serio por la edad, pero igual son los niños los que tienen los rifles, lo injusto e inhumano que es siquiera ese pensamiento.
ese miedo total de si Otilia está viva o muerta. de ni poder decírselo a la hija, de vivir todos los días a la espera.
que se vayan los políticos, los médicos y hasta los soldados. que los dejen solos a morirse o a irse, y con cuánto desprecio habla de los desplazados, para terminar volviendose aquello.
y ni hablar de la escena de los soldados violando el cuerpo de Geraldina. la verdadera violencia sin sentido.
pero sentí que deshumanizaba demasiado a todos los armados. sin pensar que la mayoría solo siguen ordenes y son reclutados desde tan chiquitos que no saben qué más hacer.
muy muy muy muy muy doloroso.
abril 19, 2022
2:55 pm
bogotá
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