cuando estaba haciendo un proceso para ser parte de un campo de verano, que por el covid no terminó pasando, en un momento de intentar conocernos mejor, me hicieron esta pregunta, en el momento no tuve las palabras correctas para responder, pero mi respuesta sería algo así como esto.
en diciembre de 2019 mi tía tuvo una epifanía en la que se dió cuenta que el próximo año cumplía 50 y le faltaba mucho por hacer, entonces con mi hermano y mi papá dijimos que nos fuéramos a Nueva York a ver un concierto de Billy Joel. íbamos a ir en mayo, pero T y yo teníamos exámenes entonces planeamos para irnos a finales de febrero.
el lunes de la semana que nos íbamos me dijeron que a un muy buen amigo mío le dió un paro cardiaco. no me asuste tanto. pero ese día me explicaron que estaba en Nueva York y le dió un infarto. que le estaban enfriando el cuerpo para que los órganos se mantuvieran aunque el corazón no estuviera tan bien. al otro día me enteré que iba a estar dormido hasta el viernes. que duraron dos horas resucitandolo. que el miércoles iban a comenzar a calentarlo.
salí la noche del miércoles a Nueva York. duré todo el jueves viendo si podía ir a verlo, buscando el hospital, pero sin afán porque yo me iba el sábado. esa noche nos fuimos al concierto. increible.
el viernes por la mañana decidimos que era mejor ir ese día. porque quedaba más cerca a los planes que teníamos ese día. llegue a las once de la mañana al hospital. le había escrito al hermano, pero nadie sabía que yo iba. le compré un elefante. un detalle. para no llegar con las manos vacías. para que lo acompañara. me perdí subiendo y al final llegué a una sala de espera. estaba llena de comida y de velas. me reconocieron porque tenía una mochila, entonces debía ser colombiana, entonces debía estar buscando a G. estaban los papás de Natalia, la novia de G y unas tías de la novia del hermano. me dijeron que la familia estaba en una reunión con los doctores. me quedé hablando con ellos, de bobadas. de mochilas y de mi amistad con G, de la novia del hermano y de las citas de G y Natalia. como a las 12:30 volvieron a entrar. solo entró Meima (Meima se llama Andrea, es la mamá de G, yo siempre la conocí de Meima), cuando me vió se puso a llorar. me decía Paulita, la vecina. les contó que G y yo éramos muy amigos. volvió a llorar cuando se dió cuenta que había llevado un elefante. me preguntó si quería entrar a verlo. yo le dije que si. salimos y estaba el hermano, y su novia y Natalia. Meima me preguntó que si estaba segura. me dijo que me preparara, que era duro verlo así, que podía llorar. que llorar estaba bien. cuando lo ví, casi no lo reconocí. tenía las piernas y los brazos hinchados. tenía tubos conectados y los ojos cerrados. me dijeron que podía cogerle la mano. ahí Meima me abrazó. me dijo que estaba malito, que no había más máquinas a las que conectarlo. que desde ahora solo podíamos esperar. ella y Natalia lloraban. ahí les pregunté si podía leer la carta que le había hecho a G, me dijeron que claro, que él me oía.
La carta decía: G, el lunes fui a almorzar a Salvio y me acordé de hace un año cuando fuimos a almorzar a Salvio con M y después fuimos a mi casa con N a hacer brownies. me acordé entonces de todos los espacios tan mundanos y los planes tan familiares que hacíamos. salir a almorzar, tomarnos un café, hablar en el bus. y me dí cuenta de la falta que me haces, que estábamos tan acostumbrados a estar juntos todos los días, que cuando te fuiste paramos de hablar, porque antes no necesitábamos escribirnos todos los días. entonces me dí cuenta de la falta que me haces en verdad. y me puso muy triste que no nos habíamos hablado casi desde que te fuiste.
y entonces me quedé pensando en todas las preguntas que te quería hacer ¿ cómo es tu roommate ? ¿es bueno el parche latino ? ¿ qué clases estás viendo ? ¿ qué es lo que más te ha gustado ? ¿ qué es lo que más extrañas ? y quería contarte tantas cosas; cómo me está yendo en el IB, que me saque seis en filosofía. que he tomado tus consejos y entro a clase con toda la actitud y en verdad siento la diferencia. tanto que compartir, me quedé pensando en la conversación que íbamos a tener. pero no te llamé ni te escribí. ni te voy a dar excusas de porqué. y al otro día me contaron lo que pasó. lo único que pensé fue que te pensé con tanta felicidad y desde el lunes lo he hecho con tanta preocupación. y me puse tan brava porque tomó algo tan serio como esto para que te escribiera.
pero bueno. esta carta te la escribo para contarte cuanto te quiero, que te pienso muchísimo. todo el tiempo, y que me haces muchísima falta. espero que siempre sepas lo importante que es esta amistad para mí. que tienes un espacio gigante en mi corazón.
para cuando terminé, yo estaba llorando. me quedé un rato con Natalia. ahí. llegó un padre y bendijo a G y al elefante con un líquido y después llegó una terapeuta artística. nos contó de un proyecto con la huella dactilar de G para ponerlo en un llavero. me obligaron a comer galletas y me preguntaron que qué hacía en Nueva York, les conté y el papá me contó de cuando G lo llevó al MSG a conocer a Andrea Bocelli. hicieron lo de la huella. y me fuí.
fuimos al sótano del Plaza y comimos Lobster Rolls, después fuimos al Moma. yo estuve sola, camine sola, estuve ausente. sobre todo, estuve ausente. me sentía en un trance, no estaba ahí ni en ningún lado. caminamos un rato y compré un par de libros. pero no estaba ahí. la gente de Bogotá me escribía y no sabía qué decirles. no tenía nada que decir. y con las pocas personas que quería hablar estaban en un retiro espiritual sin celular. G estaba muy mal. muy. tenían que esperar a ver cuánto habían afectado al cerebro las dos horas que no tuvo oxígeno. estaban esperando a ver si se levantaba. tenía 19 años apenas. Apenas. por la noche fuimos a un partido de los knicks. yo estaba ausente. intentando tomarme una foto.
mi prima me escribió a las 8:12 "Pol se murió. Que tristeza. Ese guz que era una luz" Me demoré tres lecturas para procesarlo. me paré y comencé a llorar. la llame. no entendía. nadie me había dicho nada. ella me intentaba clamar, explicar. duré un minuto, tres horas, dos años, lo que se sintieron como seis vidas ahí parada llorando. subí y me miraron y todos sabían. todos se lo pudieron imaginar. bajaron y me abrazaron. yo no podía respirar. mi tía me acompañó al hotel. nos demoramos como veinte minutos entre enterarme y llegar al hotel y duré llorando sin poder respirar, sin parar. no podía pensar. no me lo podía creer.
hoy todavía es falso. increíble, como porque no lo creo. lloré hasta que se me acabaron las lágrimas. así se sintió al menos. al otro día me levanté ausente. fuí a la misa. la primera misa a la que me ha gustado ir. el padre, gringo, habló en un español trabado y con acento. pero divino. habló de santos que se habían llamado Felipe y que sus esencias habían estado en G. habló el papá y habló el hermano. los dos lloraron. yo lloré también. mucho. cuando se acabó la misa caminamos.
eso que me pasó es inexplicable. nunca voy a entender por qué pude hacer esto. por qué lo pude ver y despedirme. es inexplicable la cantidad de coincidencias y casualidades que se dieron para que eso pasara. todo es inexplicable. que su mamá se acordara de mi y que Natalia siga con el elefante. que él hubiera estado en Nueva York y que ese día hubiera ido a visitarlo. puedo pensar en un millón de cosas que pudieron haber sido mínimamente diferentes para que eso nunca se hubiera dado. pero toda acción tiene una reacción. se que G se fue sabiendo que lo quise mucho. aunque tengo mucho dolor y arrepentimiento, se que lo quiero mucho, que siempre lo voy a querer. que él no estaba acá para quedarse. que tuvo una vida maravillosa. que está con todos. que siempre me va a hacer falta. siempre.
Bogotá en cuarentena
Mayo 4, 2020
3:33 pm
hay quien dice que escribirlo sana. ser consciente, leer esto tan inexplicable que me paso me ha ayudado un poco. Espero que ustedes también puedan encontrar sus cosas inexplicables, y que le agradezcan a lo que crean por el hecho de que esas cosas se pudieran dar.
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