Cuando G se murió, yo estaba leyendome el primer inventario de poemas de Mario Benedetti, y a los dos dias, cuando volví a abrir el libro, el primer poema con el que me encontré fue los inmortales. Creo que fue una señal. Acá va el poema:
La piel acariciada se acabó
se acabaron las manos que encendían los pulmones que juzgaban el aire
las piernas que enseñaban el camino
se acabó el cuerpo penetrando en el mar el cuerpo catedral o lastre o surco
el cuerpo a plazo fijo el abrazable
el cuerpo condenado se acabó
quedan no obstante indicios generosos arrabales o esencias
provincias de entusiasmo
árbol al que miraron ojos que ya no existen y hace gala de aquel vistazo tutelar
como si se tratara de su hoja más verde
senderos que los idos transitaron o abrieron asumen en la tarde una libre tristeza
algo así como sauces o memorias
por donde ellos pasaron o amaron o ríeron rien aman o pasan futuros inmortales
esos que un día perderán la piel
los brazos los riñones las mejillas el sexo
y sin embargo sobrevivirán
en el mágico vientre de una mujer de barro en la veracidad de un semejante
en la usada decencia de una casa de rocas en la quebrada voz de un portavoz de pueblo en un coto privado de firmamento y pena
y todo ocurre porque la inmortalidad
no es una medalla ni una canonjía
tampoco un pergamino con su guarda de flores sino un hecho objetivo y sin anuncios
hay quien es inmortal por ganar una guerra hay quien lo es por una perdida escaramuza alguna impresionante obra de tomo y lomo o un madrigal de diez versos apenas
(quién no piensa en gutierre de cetina pero ¿acaso no es tan inmortal
como el mismo poeta
la inclemente señora de los ojos
más claros y serenos del siglo dieciséis?)
ocurre sin embargo que aun los inmortales alguna vez se apocan se hacen nadie y vacío se van de la costumbre
se mueren por un tiempo
debe tenerse en cuenta
que hay grandes inmortales e inmortales domésticos unos que sobreviven por mandato de un pueblo
y otros en cambio gracias a un corazón sencillo
pero ni aun aquellos inmortales
que se apocan y mueren por un tiempo
y hasta se arriesgan al durable olvido
y se desilusionan ante la confusión
o ante la indiferencia
de la gente y las cosas
ni siquiera esos sobrios modestos inmortales se borran para siempre de nosotros los otros de pronto los rescata un umbral de alegría los llama una nostalgia simplemente carnal o los convoca un niño con sus revelaciones y entonces sí regresan como pájaros
a posarse otra vez en futuros vestigios
a contemplar el mar como una buena nueva a sopesar la tierra en sus terrones
entonces sí regresan como nubes
como tranquilas nubes de algodón y confianza y hasta puede que alguien
comente
está nublado
cuando sencillamente está inmortal
G y S, los dos, para mi siempre van a estar en muchos lugares, pero siempre en las nubes. Y los quiero tener conmigo siempre.
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