Por: Juan Vicente Piqueras
hay un ladrón que entra en nuestra casa
cada noche. En silencio. De puntillas.
Cuando estamos dormidos.
Cuando estamos dormidos y la luna
pone azules las sábanas tendidas
en la terraza, un hombre entra en la casa.
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora.
Se sienta en el sofá. Enciende la lámpara,
una vara de incienso, un cigarrillo.
Lee mis libros, abre la nevera.
Corta un trozo de pan y deja las migas en la mesa.
Es un ladrón que besa tus párpados dormidos. Abre cuadernos, lee lo que escribo,
y cambia los adverbios de lugar de lugar.
A veces limpia el baño, sobre todo el espejo.
Acaricia los gatos mientras duermen.
Se pone mis chaquetas colgadas en las perchas
y las vuelve a colgar. Vaga por los pasillos,
como si no supiera a donde ir,
qué hacer, porqué está aquí.
Antes de amanecer sale por donde entró,
por la terraza.
Acaricia la menta y se huele las manos.
Acaricia las sábanas tendidas,
húmedas todavía, & toma vuelo.
& así una & otra noche.
¿ Desde cuándo ? ¿ Hasta cuándo ?
¿ Dejara de venir cuando no estemos ?
¿ o seguirá viniendo cuando aquí vivan otros ?
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora, la de irse
¿Es tan fantasma que no cree en mí
o soy yo mismo echándome de menos ?
nadie lo ha visto nunca.
Tal vez un día se lo lleve todo.
Potrero Grande
Septiembre 12, 2021
3:50 pm
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