una de las primeras cosas que hay que entender es que mesetas es un lugar que fue protagonista en las narraciones de la violencia que nosotros tenemos. fue una zona de distensión, a ellos la violencia les tocó a flor de piel. entonces todo cala más, llega más, duele y esperanza más.
en la caminata de charco azúl, si uno camina lo suficiente, a través de cuevas y barrancos, bajo cascadas y techos de hojas, uno se encuentra con un campamento guerrillero restaurado. mientras uno va caminando a uno le explican que las zonas que se ven peladas fueron cultivos de coca que ahora están siendo restaurados, y luego uno llega al campamento. hay algunos uniformes, están las “camas” de arena, donde los guerrilleros dormían sentados, con todo puesto y fusil en mano, encima de cubos de arena, listos para correr o pelear. la cama del jefe, que estaba dentro de una caverna, y la sala donde se reunían, dónde guardaban la comida y todo. y esto es impresionante de por sí, pero es mucho más cuando uno entiende.
que el proyecto de charco azúl, el recorrido de las tres cascadas y el campamento comenzó en el 98. en la primera firma de paz. que ex combatientes empezaron en ese entonces a armar los caminos, a poner los palos y las pierdas para las escaleras de los senderos. que le apostaron a la paz. que tenían esperanza en que eso iba a pasar, que iban a poder traer turistas a mesetas. y que duraron casi 20 años esperanzados, apostandole a que eso se iba a poder abrir, que iban a poder contar su historia.
eso para mi fue lo más valioso de la experiencia. el saber que había colombianos, que viviendo la guerra, igual le apostaban a la paz. y no solo habla de lo importante que fue firmar los acuerdos, sino de lo importante que es apoyar y oír a estas personas. viajar y conocer todo lo que nuestro país tiene por darnos, porque es tanto que no nos lo podemos imaginar.
y al otro día de haber ido al campamento, estábamos en un mirador ESPECTACULAR (porque todo allá, lo natural, es despampanante, uno no cree que está en Colombia, a seis horas de bogotá) y corrimos con la suerte de que Don Edgar estaba contando su testimonio.
él fue el primero en apostarle al turismo en mesetas. lo llamaron loco, le dijeron que no iba a llegar a ningún lado, pero su locura logró que en este momento haya 32 microempresas de turismo en el municipio. Edgar nos contó de la historia de Colombia desde lo que él vivió. los procesos de paz fallidos, la violencia incontenida e insostenible, la falta de estado, las víctimas por las que nadie nunca respondió. y después nos habló de la paz. que él, desde lo que había visto, se dió cuenta que la paz no es la firma del papel, sino que es que lugares como mesetas ahora tengan una economía que se sostenga en parte por el turismo. que la paz es que los jóvenes tengan educación, y que su tiempo libre lo inviertan capacitándose para ser guías de rafting o senderismo. que la paz es tener una comunidad, y que esa comunidad estaba trabajando para ser mejor.
y esto es a lo que le tenemos que poner atención y a lo que le TENEMOS que apostar. al turismo comunitario y sostenible. donde al hacer las caminantes estamos ayudandole a los que nos manejaron los carros que nos llevaron hasta allá, a los guías que nos acompañaron y nos enseñaron y nos ayudaron a desafiar los prejuicios, también ayudamos a las mujeres de la comunidad que nos hicieron el almuerzo y nos recibieron en sus comedores, que están generando ingresos y siguen pudiendo cuidar a sus hijos.
estos lugares, claro que tienen un camino largo por delante, pero con gente tan maravillosa, entregada, amable y resiliente, es que van a poder explotar su potencial de la manera más linda posible.
gracias bamba por la posibilidad de conocer y aprender, y gracias ofi por impulsar a que este paseo pasara.
abril 7, 2023
7:04 am
mesetas
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