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cómo el lenguaje nos forma

Actualizado: 9 nov 2022

A la luz de hoy todavía no tenemos una explicación clara ni concreta de cómo se creó el lenguaje, no tenemos claro cómo fue la sucesión para que llegáramos a tener la amplitud lingüística, la construcción total que nos ha traído a las sociedades que tenemos hoy por hoy. (Swadesh, 1966) Pero eso no nos ha detenido de entender que a través del tiempo la construcción de comunidades, de culturas, hasta de identidad, se ha dado principalmente por la facilidad de la comunicación lingüística, del lenguaje. Sin poder expresarnos en una forma en la que los otros nos entienden totalmente, no habría forma ni manera de lograr todo lo que hemos logrado, de conseguir todo lo que hemos conseguido. Pues la columna vertebral de todas las interacciones se basa en la capacidad de entender al otro y de hacernos entender por los demás.

Ese fue el plano de las interacciones, el entendernos, pero el lenguaje, como las comunidades, ha evolucionado paralela y entrelazada mente, y este se ha complejizado mucho también. Pues el lenguaje se ha vuelto una de nuestras herramientas más fundamentales para expresarnos y entendernos, se ha vuelto también una de las maneras más grandes y más importantes en la que entendemos el mundo, hasta el punto de que este forma y reforma el mundo en el que vivimos. Es imposible negar que a través del lenguaje es que interpretamos lo que nos rodea, y lo que pasa a nuestro alrededor. Por tanto, a través del rol de las palabras culturalmente es que se va a hacer un intento de explicar cómo el lenguaje forma nuestra percepción del mundo. Esto se va a hacer desde diferentes posturas y ejes culturales, para asimilar su papel dentro de nuestra construcción de lo que nos rodea.

Primeramente se puede hablar del ejemplo del azul. Por un tiempo largo se creyó que había comunidades antiguas que no podían ver este color. Se creía que los griegos no podían ver el azul porque no hacía parte de ninguno de sus textos. Homero en La Ilíada y en La Odisea no menciona este color, a pesar de que estas obras se situaban primariamente en el mar, que es azul. Por ejemplos como este y otros se creía que no lo podían ver, pues en los textos sí se hacía mención del blanco, del negro, del amarillo y del rojo. Entonces el filósofo y filólogo, Lazarus Geiger decidió indagar en este tema, y encontró que culturas antiguas hebreas, árabes, chinas e hindúes tampoco usaban el color azul en sus textos, por lo tanto concluyeron que tampoco lo podían ver. Pero se encontró con que los antiguos egipcios usaban en sus textos el azul. También se dieron cuenta de que estos fueron los únicos que lograron hacer un tinte de este color y usarlo en su maquillaje. (David, 2022)

Geiger entonces se empezó a dar cuenta del patrón que hay a través de diferentes culturas en el proceso de nombrar los colores. Primero se habla del blanco y el negro, la luz y la oscuridad, pues estas distinciones también consiguen hacer las diferencias entre noche y día. Luego es el rojo, el color de la sangre y del vino, después el amarillo y el verde y de últimas el azul. El azul siempre era el último color que estas sociedades veían. (Cowie, 2021) Unos decían que no veían el color, pero lo más seguro (en términos biológicos) por los conos oculares, que no se cree que se hayan desarrollado más adelante, es que solo no le tenían nombre. Pero realmente, si no tiene nombre es casi como que no existiera para nosotros. Pues nuestro mundo está determinado por lo que decimos de él, y si no le tenemos nombre, tal vez no existe, o tal vez no lo entendemos, pues el ojo percibe muchísimo, pero es el cerebro el que codifica y recibe, y estas codificaciones están determinadas por lo que sabemos, lo que pensamos. Antes de nombrar el color azul no es que no lo viéramos, porque teníamos las habilidades físicas para hacerlo, pero no lo teníamos en nuestro vocabulario, entonces prácticamente no existía. Mientras que los egipcios, que tenían una tinta de ese color sí lo necesitaban, entonces lo tenían en su vocabulario.

Otro ejemplo de esto está en el estudio que hizo Jules Davidoff en Namibia en 2006 donde trabajó con la comunidad Himba que es una comunidad que no tiene palabras para distinguir el azul del verde. Les mostraba un circulo donde había diez cuadrados del mismo color y uno diferente, algunas veces eran todos verdes y uno azul o alrevés, y estas personas se demoraban mucho encontrando el cuadrado de color diferente, otras veces no lograban encontrarlo, o se equivocaban. Estas comunidades también tenían muchas palabras para los diferentes verdes, entonces cuando hacían el experimento haciendo que el cuadrado diferente tuviera una diferencia casi insignificante en las tonalidades del mismo verde, podían encontrar el verde diferente con facilidad y agilidad mientras que nosotros los occidentales tenemos muchos problemas diferenciando entre esos tonos. Davidoff dice que esto es porque como no tenemos palabras para el color se nos dificulta un montón encontrar qué es lo que lo hace distinto, qué es lo que lo hace único, y entonces no lo distinguimos, aunque tengamos la capacidad física de hacerlo, como nuestros cerebros no tienen las palabras para las diferencias es como si estas no existieran. (Loria, 2015)

Se puede entender entonces cómo el lenguaje nos ayuda a crear categorías, nos ayuda a hacer distinciones para poder ser más exactos y poder comunicarnos de maneras más claras. El problema es que ya no entendemos el mundo sin el lenguaje, entonces esta herramienta que nos ha ayudado tanto puede jugar en nuestra contra, pues como todo en nuestra vida está regido por el lenguaje, si no hay lenguaje que lo aborde es como si no existiera, si nuestro cerebro no lo puede poner en palabras es casi cómo si no existiera, porque no hay como explicarlo. Porque al final siempre lo que buscamos es explicar, y si no están las palabras, es como si el suceso mismo no está tampoco.

Otro ejemplo de cómo el lenguaje forma nuestra visión del mundo se puede ver en las violencias que se hacen contra la mujer a través de este. Una de las maneras más grandes en las que se ejerce el poder contra la mujer es a través de las narrativas que nos creamos y cómo con el lenguaje fomentamos o deconstruimos estas narrativas. Uno de los problemas grandes que tenemos es que las mujeres somos constantemente achicadas y violentadas, y una de las maneras que el patriarcado hace esto es bajo las inconsistencias y los micromachismos que se dan en el lenguaje. Estas son unas prácticas que se han repetido a través de la historia, que perpetúan la subordinación femenina y que los hombres estén por encima de las mujeres en la escala jerárquica, y hay partes que se pueden evidenciar en el lenguaje.

Cuando se habla de las violencias hacia las mujeres perpetuadas por el lenguaje no son solo las violencias conscientes, sino también las inconscientes. A lo que se hace referencia con las violencias inconscientes es en las que están tan engranadas en el lenguaje que ni siquiera somos conscientes de la violencia que contienen, como es el caso de unos de los insultos que se usan coloquialmente. Dos ejemplos de esto son “mal parido” e “hijo de puta”, pues sobre todo cuando estos insultos están dirigidos a un hombre, finalmente lo que insultan es a una mujer(Gomez-Upegui, 2021). El primero se refiere a que este hombre fue parido de manera incorrecta, que la persona que lo parió lo hizo mal, o sea que su madre es la que lo hizo mal, por lo tanto, el insulto no es para él, sino que es para la mujer que le dio vida. De manera parecida pasa con el otro insulto, el hombre quién está siendo insultado realmente es la víctima de su madre, de la mujer que lo parió que es una “puta”, otra vez el insulto es a la mujer que le dio la vida, otra vez el insulto va hacia su madre, no hacia él. Dentro del insulto él es un agente pasivo y el verdadero agente a quien se insulta es a la mujer. Por lo tanto aunque se esté insultando al hombre, realmente es a su madre, haciendo que aunque el hijo fue el que cometió la acción por la que se está insultando, la que termina siendo perjudicada e insultada es la mujer. La que termina teniendo la responsabilidad de la acción que cometió el hombre es su madre. La persona que termina teniendo la agencia es ella.

En la misma línea de pensamiento se puede mencionar también cómo en los medios se tergiversa esta agencia para perpetuar la violencia. Pues cuando en las noticias o en medios de comunicación se escriben titulares donde se dicen cosas como “una mujer asesinada al mes” (Michaelson, 2021) o “Al menos 47 colombianas fueron víctimas de feminicidio en el primer mes de 2021” (Colombia.com, 2021) es claro ver cómo está redactado para que no haya agencia del victimario. En ninguna de las dos frases se hace mención a quien perpetuó estos actos, entonces parece que eso le hubiera pasado a la mujer, no que alguien, probablemente un hombre (World Health Organization, 2021) les hizo esto. Cuando se le quita la agencia al hombre en la frase, la noticia se entiende diferente a como se entendería si fuera escrita “un hombre asesina a una mujer al mes”, o “Al menos 47 colombianas fueron víctimas de feminicidio por parte de hombres en el primer mes de 2021”. La noticia ahora se entiende diferente porque ahora sí hay alguien a quién culpar de que esto esté pasando, el victimario tiene agencia. En los titulares originales, como la agencia la tiene la mujer, cuando se lee la frase ella es la que termina siendo la que se culpa por este resultado, cuando no es así, ella no es la culpable. Como las noticias y los medios se encargan de que el hombre no tenga agencia en estos titulares, y la culpa se entienda como la de la mujer, se puede entender cómo se construye toda la cultura del “victim blaming” como se dice en ingles, o “culpar a la víctima”, que es cuando la víctima de un crimen es considerada total o parcialmente culpable por el daño que le sucedió. Este término se usa casi solamente con víctimas de violencia doméstica y sexual, cuando se culpa a las mujeres por su manera de actuar, por su forma de vestirse, por lo que dicen o no dicen, en vez de culpar al cien por ciento a los hombres que cometen estos crímenes.

Estos dos ejemplos son violencias minúsculas, micromachismos como se les conocen. Pero dentro de estas violencias es que se comienzan a perpetuar las violencias más grandes, a través de las inconsistencias del lenguaje es que se comienzan a crear los discursos de odio y misoginia que terminan siendo las narrativas que nos encierran como sociedad. Al culpar a las mujeres de manera sistemática por situaciones y acciones donde ellas son las víctimas y no las victimarias es que se sigue perpetuando la jerarquía donde los hombres están encima, donde las mujeres nunca van a llegar a ser iguales porque siguen siendo culpadas por cosas que no son y esto se puede ver en el lenguaje también.

A través de estos ejemplos se puede ver cómo el lenguaje tiene un rol muy importante en nuestra vida, cómo termina teniendo un efecto gigante en cómo entendemos el mundo. El lenguaje termina siendo la herramienta con la que nos entendemos con los demás y con nosotros mismos, los discursos que inventamos y con los que vivimos. Las palabras que usamos, o la ausencia de ellas terminan trazando y formando lo que somos, lo que entendemos el mundo y lo que entendemos de las interacciones interpersonales. Nuestra vida está siempre entrelazada y determinada por el lenguaje, y esto es tanto una maravilla, como una maldición. Una maravilla, porque es increíble cómo hemos logrado hacer un mundo con el lenguaje, como hemos logrado usar una herramienta que comenzó siendo para lo más básico, en una pieza fundamental para todas las partes de nuestra vida. Pero una maldición porque también estamos reducidos a los límites del lenguaje, no podemos entender un mundo sin este y eso también hace que estemos constreñidos a él.


Bibliografía

Colombia.com, E. (2021). Al menos 47 colombianas fueron víctimas de feminicidio en primer mes de 2021. https://www.colombia.com/actualidad/nacionales/al-menos-47-colombianas-fueron-victimas-de-feminicidio-en-primer-mes-de-2021-298837

Cowie, A. (2021). Invisible Blue: The Color That Ancient People Could Not See. https://www.ancient-origins.net/unexplained-phenomena/color-blue-0010720

David, E. (2022). The Real Reason Ancient People Didn't See The Color Blue. https://www.grunge.com/285728/the-real-reason-ancient-people-didnt-see-the-color-blue/

Gómez-Upegui, S., 2021. Feminista por accidente. 1st ed. Colombia: Editorial Planeta.

Loria, K. (2015). No one could describe the color 'blue' until modern times. https://www.businessinsider.com/what-is-blue-and-how-do-we-see-color-2015-2

Swadesh, M. (1966). El lenguaje y la vida humana (10th ed.). Mexico: Fondo de Cultura Económica.

Michaelson, R. (2021). A woman murdered every month: is this Greece’s moment of reckoning on femicide?. https://www.theguardian.com/global-development/2021/nov/10/a-woman-murdered-every-month-greeces-moment-of-reckoning-on-femicide

World Health Organization. (2021). Violence against women. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women


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