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A veces vamos en el carro y nos perdemos. Damos mal los giros y terminamos en las calles por las que no deberíamos estar yendo. Entonces él me dice: mira, si seguimos por acá, vamos a llegar a la casa en la que vivía cuando tenía cinco años. Y pasamos frente a esa casa y nos damos cuenta que aún tiene las mismas cortinas. Por esta esquina di mi primer beso. En este andén comencé a alucinar las fiestas. A mí me gusta conocer la ciudad así, mientras nos perdemos, porque puedo hacer preguntas difíciles y él tiene que responderlas. ¿Cómo fue la historia de ascenso económico de tu familia? ¿Crees que la nostalgia se puede zanjar subiendo a estos árboles? ¿Piensas que la música es una unidad de medición de tiempo mucho más precisa que el recuerdo de unas cortinas? A veces me pregunto cómo se vería el mapa de mis recuerdos. Me pongo a pensar por qué calles lo llevaría y hasta dónde tendríamos que andar para que yo comenzara a contarle algo. Tal vez lo llevaría a los potreros por donde me escapaba del colegio, o los parques en donde deseé no estar viva. Otras veces me imagino dentro de veinte años, recorriendo estas mismas calles y contándole a alguien más que por acá solíamos perdernos. Me imagino diciendo: A veces íbamos en el carro y nos perdíamos. Dábamos mal los giros y terminábamos en las calles por las que no deberíamos estar yendo. Me emocionaban esos errores. Cada vez que él me contaba sus recuerdos, yo era feliz. - @juradopormadonna en tumblr
a veces vamos en el carro y nos perdemos; porque crees que tu sabes más de la ciudad que esa aplicación, y casi nunca tienes la razón. tu eres el que manejas porque yo todavía no tengo pase, y si lo tendría tu no te montarías en un carro conmigo, porque ¡ qué peligro ! me dices siempre.
cuando nos perdemos pensamos en lo que sería si fuéramos grandes, que tendríamos una maleta con dos mudas atrás para los viernes solo salir de la universidad a manejar hasta que el sol perdiera luz. y ver dónde estábamos, que todo estaba cerca si cerca estábamos los dos. que todo estaba bien si tenías una mano en el timón y la otra en la mía.
me gusta irme en el carro contigo, hasta cuando nos perdemos. porque es un lugar donde podemos hablar, desde las trivialidades y los pequeños gigantes momentos del día a día, hasta las bobadas que se me ocurren preguntarte; las listas de favoritos, tu relación con tu mamá, desde cuál es la historia de cada artículo de ropa que tienes puesto, hasta cómo fue para ti tu primer beso, o tu primer amor, o tu primer beso conmigo, o lo que te imaginas que es tu futuro.
me gusta poder imaginarnos las vidas de otras personas. la adolescente incomprendida y la secretaria enamorada, ver quién cae en los estereotipos y qué nos inventamos para sacarlos. mi parte favorita es cuando nos ponemos en sus zapatos, que nos cuestionamos ellos qué se imaginaran de nosotros.
me gusta cuando nos perdemos, ponemos la música que más nos gusta oír, o bueno, la que más me gusta oír a mi, pero tu vas medio desconectado, entre la calle que te tenías que meter y mis gritos oyendo Hamilton y Taylor Swift te queda complicado poner bien atención. pero me das el gusto de oír mi música para que yo la pase bien. a veces en el camino apunto a casas y te digo que ahí vivía mi mejor amiga de la infancia y que en la de al lado vivió (no se si todavía) el man al que le rompí el corazón. y dos cuadras abajo y a la derecha está la de el que me lo rompió a mí.
me gustaría poder escribir esto como un recuerdo y no como una cosa más en mi lista de cosas por hacer, vidas por vivir.
Enero 25, 2022
10:03 pm
Bogotá
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