no le tenían un nombre como tal, pero todos la conocían por lo mismo. ese magnetismo innato que tenía. algo así como embrujado, medio venenoso, medio gustoso. emanaba algo raro, nadie podía ponerle el dedo al qué, pero algo era.
no hacía falta que entrara en un lugar para que su presencia fuera sentida. no tenía que hablar duro para que le pararan oreja. a veces entraba sin un murmullo, sin que se dieran cuenta y de la nada parecía que prendía un switch y ya nadie la daba por sentada, ya no la podían parar de mirar. tenía una presencia enredadora. no era por su atractivo o una voz melodiosa, sino un noseque que los dejaba viscos. y no tenía porqué ser así, pues no era de las coquetas que se interesaba en lo que ellos tenían que decir (que más veces que no, no les parecía interesante) sino que se interesaba en lo que ella tenía que decir. en lo que les mostraba. pues ella, muy literata y estudiada, era buena moldeando la realidad con sus palabras, usandolas como escaleras y pasadizos. y lo hacía con una facilidad. con un tono suave y palabras un tanto venenosas, con una actitud juguetona, molestona, medio grosera, medio burlona, les daba lo suficiente para que ellos se quedaran en el espacio gris entre el matoneo y el coqueteo.
pero tenía una facilidad. era realmente inconsciente de lo cautivados que los dejaba. sobretodo era la confianza. eso era lo que los embrujaba. el poco miedo y respeto que les tenía a ellos. ellos que se creían divinidades, que sus deseos eran órdenes y las mujeres sus muñecas. ella se daba el mismo espacio, y los trataba como simples mortales, y de pronto eso era lo enredador, la poca importancia que les daba, la confianza con la que los trataba.
pero era bruja. los trataba con lo suficiente para que se confundieran con su lugar, pero iba tomando nota, de lo que decían y a lo que le ponían atención, para atacar en los puntos débiles del discurso. para enredarlos más. para quedarse dándoles vueltas en la cabeza. para embrujarlos. para maldecirlos. para quedarse en ellos. pues si algo tenía a su favor era que se iba a quedar en el recuerdo. tenía una presencia atrayente, tentadora y su juego favorito era quedarse como eso. como una invitación. como un embrujo. como una maldición.
enero 24, 2022
10:32 am
Bogotá
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